Carpinchos para la liberación
En el año 2020, en plena pandemia, se comenzaron a desatar incendios indiscriminados en Argentina, algo que comenzaba un año antes en Brasil con la devastación de miles de hectáreas. Nos tomo de sorpresa, era algo realmente increíble ver como nuestro país vecino no tenía ningún tipo de herramientas para poder sanear semejante devastación de un ecosistema que lleva miles de años reproduciéndose en lo que llamamos “el pulmón del mundo”.
Aquí en Rosario nos organizábamos agrupaciones sociambientales, políticas y vecinos que veíamos con indignación lo que pasaba para encontrarnos frente a la embajada de Brasil para reclamar acciones concretas e inmediatas y así frenar el ecocidio. Al año siguiente nos encontramos que el humo de las islas pertenecientes principalmente a la provincia de Entre Rios, llegaba de lleno a toda la ciudad de Rosario, a lo largo de este tiempo se incendiaron más de un millón de hectáreas y no tenemos responsables que hayan cumplido condenas por este crimen de lesa naturaleza.
Las respuestas de los gobiernos nacionales e internacionales son prácticamente nulas, el modelo avanza constantemente, la tierra es desbastada por el capital en manos de grupos empresarios ecocidas que anteponen el dios dinero por sobre la salud de las personas; todo esto se puede realizar ya que contamos con una pseudodemocracia que nos hace creer que nuestros gobernantes están representando los intereses del pueblo cuando en realidad anteponen beneficios individuales saciados por corporaciones e individuos inmorales que manejan voluntades políticas de acuerdo a sus intereses.
En esta “novela policial” donde existe un grave conflicto de intereses, tenemos varios sospechosos: productores agropecuarios, especuladores inmobiliarios, grupos políticos, agencias de seguro, grandes frigoríficos vinculados a la pesca, grupos de política partidaria, narcotráfico, Vicentin, acuerdo porcino con china y seguramente algunos sospechosos que no figuren en esta lista pero que podríamos seguir agrandando.
El corrimiento de la frontera agropecuaria, de la pampa húmeda hacia zonas de humedal es inminente a lo largo de los últimos 20 años vemos como se incrementó exponencialmente el número de cabezas de ganado en las islas debido a la “necesidad” de aumentar la producción de comodities como la soja y maíz transgénico; el modelo de producción que se instaló en el país en el año 1996 un paquete tecnológico que comprende siembra directa, semilla transgénica más agrotóxicos. Un modelo agroproductivo que es autodestructivo, donde el dinero está por encima de la salud de las personas.
Una tan necesitada Ley de Humedales que establezca presupuestos mínimos de protección ambiental que se rija desde una mirada ecócentrica bajo principios ecosistémicos, preventivos, precautorios, de no regresión, de equidad, transparencia y participación. Es urgente para proteger los bienes comunes desde una perspectiva de derecho con una autoridad de aplicación nacional. Actualmente cajoneada en Cámara de Diputados que nuevamente si no votan perderá estado parlamentario este año.
Llevamos años exigiendo a nuestros gobernantes leyes que estén a la altura de la protección y resguardo del ambiente. La lucha sociambiental comienza a estar en la agenda política ya que la ciudadanía despierta ante semejantes catástrofes que se van sucediendo.
Los carpinchos no invaden Nordelta, somos los humanos que arrasamos con bosques, humedales, zonas que deberían ser patrimonio de la humanidad y colonizamos espacios sagrados que tardaron en formarse durante miles de año; siempre escondidos detrás de palabras como progreso y desarrollo.
La naturaleza se comunica, es hora de empezar a escucharla.
Fabián Coppiz ONG Conciencia Solidaria