Las temperaturas récord del Mar Mediterráneo predicen el futuro climático.
Los científicos climáticos advierten de las sombrías consecuencias para la vida marina de un calentamiento impulsado por sucesivas olas de calor.
El océano sostiene toda la vida en nuestro planeta. Proporciona alimentos para comer y oxígeno para respirar, mientras juega un papel clave en la moderación del clima. En el marco de la Semana Mundial del Agua, es importante destacar que la vida marina está cada vez más amenazada por el cambio climático. El océano se está calentando considerablemente, lo que afecta su capacidad para sustentar la vida.
Mientras los veraneantes disfrutan del calor estival en el Mar Mediterráneo, los científicos climáticos advierten de las sombrías consecuencias para la vida marina de un calentamiento impulsado por sucesivas olas de calor. De Barcelona a Tel Aviv, los científicos reportaron subidas excepcionales de temperatura, entre los 3 y los 5 grados Celsius por encima de lo normal para esta época del año.
Una reciente investigación analizó las olas de calor marinas en el Mar Mediterráneo entre 2015 y 2019. Una ola de calor marina se define como un período prolongado de temperaturas del mar anormalmente altas, en relación con el promedio estacional. Las olas de calor marinas se han duplicado en frecuencia desde la década de 1980.
Unas 50 especies, como corales, esponjas y algas se vieron afectadas a lo largo de miles de kilómetros de costas mediterráneas, según el estudio, publicado en la revista Global Change Biology.
Las temperaturas abrasadoras observadas en todo el Mediterráneo este año son otro dato preocupante del aumento de las temperaturas globales. Está previsto que esto continúe durante el próximo siglo, dependiendo de la cantidad de carbono que sigamos emitiendo. La Agencia Internacional de Energía informó que las emisiones globales de CO₂ relacionadas con la energía aumentaron un 6 % en 2021 hasta su nivel más alto jamás visto.
El Mediterráneo ha estado sujeto a intensas condiciones térmicas en los últimos años. Esto ha dado un paso más severo este año, con temperaturas del mar que alcanzaron un récord de 30,7°C frente a Córcega.
La investigación encontró que las temperaturas del mar registradas en el Mediterráneo durante el período 2015-2019 fueron las más altas desde que comenzó el registro en 1982. De casi mil estudios de campo realizados, los investigadores encontraron que el 58% de ellos contenían evidencia de la mortalidad generalizada de la vida marina, estrechamente vinculada a periodos de calor extremo.
La investigación proporciona una idea de los futuros impactos ecológicos de las olas de calor marinas en otros lugares. Esto es significativo ya que se pronostican aumentos sustanciales de temperatura para las regiones tropicales y polares en particular.
Si bien el océano actúa como un gran sumidero de carbono, todavía nos enfrentamos a aumentos en la temperatura de la superficie del mar que oscilan entre 1 y 3 °C antes de que finalice el siglo. Vinculadas a este calentamiento general están las olas de calor marinas de frecuencia e intensidad crecientes. Gran parte de la investigación sobre las olas de calor marinas encuentra que afectan ciertos hábitats de manera particularmente fuerte, incluidos los arrecifes de coral, los pastos marinos y las algas marinas. Se descubrió que las olas de calor marinas son responsables de la pérdida de hasta el 80% de la población de algunas especies mediterráneas entre 2015 y 2019.
La situación es “muy preocupante. -según la definición de Joaquim Garrabou, investigador del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona y uno de los autores de la investigación-. Estamos empujando el sistema demasiado lejos. Tenemos que tomar medidas sobre los problemas climáticos lo antes posible”.
El informe afirmó que estos fenómenos han provocado una “mortalidad masiva” de especies marinas. Un evento de este tipo es un incidente único y catastrófico que acaba rápidamente con un gran número de especies. Alrededor del 88% de estos eventos en el Mediterráneo se asociaron con habitantes del fondo marino duro, como los corales. Sin embargo, los pastos marinos y la comunidad más diversa del fondo marino blando también se vieron gravemente afectados, representando el 10% y el 2 % de estos eventos, respectivamente.
Muertes en aguas poco profundas
Más de dos tercios de las muertes de organismos marinos ocurren en las aguas menos profundas. Los entornos con una profundidad de 0 a 25 metros están sujetos a un calentamiento particularmente intenso y albergan algunos de los ecosistemas con mayor biodiversidad del Mediterráneo, formados por organismos similares a los corales. Otra investigación estima que las olas de calor marinas han sido responsables de la pérdida del 80 al 90% de la densidad de coral del Mediterráneo desde 2003.
Las especies fundamentales tienden a ser organismos formadores de hábitats y, por lo tanto, son críticas en la estructuración de un ecosistema. Actúan como viveros, brindan protección contra los depredadores y sirven como fuente de alimento. Son clave para mantener la biodiversidad y su pérdida tendrá repercusiones para otras especies. No es solo el estrés por calor intenso lo que está causando eventos de mortalidad. Las altas temperaturas del agua están asociadas con la proliferación de organismos causantes de enfermedades, como bacterias, hongos y virus. Esto puede reducir aún más la capacidad del ecosistema para adaptarse al calor extremo, lo que contribuye a un daño ecológico adicional.
Además de provocar la muerte generalizada de la vida marina, las olas de calor a menudo desencadenan la migración. Las especies invasoras de aguas cálidas se moverán hacia las áreas de temperaturas más elevadas, reemplazando a las especies que escapan del aumento de las temperaturas. La evidencia sugiere que las temperaturas excepcionales observadas en el Mediterráneo este verano pueden estar impulsando una migración masiva extensa.
La invasión de especies depredadoras, que encuentran nuevas presas mientras se enfrentan a menos depredadores, podría alterar considerablemente el funcionamiento de los ecosistemas del Mediterráneo, muy probablemente a una forma menos rica con menor diversidad de especies. Sin embargo, aunque la evidencia anecdótica es abundante, la investigación sobre los efectos ecológicos de las olas de calor marinas aún está en pañales. Es necesario que haya más estudios científicos sólidos sobre los cuales desarrollar modelos de escenarios futuros realistas.
“Las aguas de Israel, Chipre, Líbano y Siria son el punto más caliente del Mediterráneo, sin duda -completó Gil Rilov, biólogo marino del Instituto de Investigación Oceanográfica y Limnológica de Israel, y uno de los coautores del artículo-. Las temperaturas medias del mar en el verano ahora están constantemente por encima de los 31°C. Estos mares cada vez más cálidos están llevando a muchas especies nativas al borde del abismo, porque cada verano se supera su temperatura óptima. Es nuestro trabajo como científicos llamar su atención sobre esto para que todos podamos pensar en ello”, concluyó.